martes, 29 de julio de 2014

EL PERFECTO ANFITRIÓN


 
Después de atracar un banco John Taylor tiene que esconderse. Con la policía pisándole los talones y su rostro en las noticias locales, ha de buscar un lugar enseguida. En un barrio acomodado de Los Ángeles tiene la oportunidad de hacerse pasar por el amigo de una amiga de Warnick Wilson (David Hyde Pierce), el perfecto anfitrión. A medida que la noche pasa, nada es lo que parece.

Su director, Nick Tomnay, debuta con El perfecto anfitrión (The perfect host, 2010) basándose en su propio corto. Nos intenta desconcertar mediante giros argumentales y con un guión ingenioso y siniestro. Aunque en ocasiones resulta inverosímil, la historia mezcla de psicothriller y comedia negra, entretiene y sorprende. El director consigue dar a la película una cierta atmósfera teatral, ya que la mayor parte ocurre en un único espacio, y dónde los diálogos son los protagonistas.

Lo más destacable de la película es la maravillosa interpretación de David Hyde Pierce, es interesante verlo en un papel muy alejado del que le dio la fama en Fraiser.

El perfecto anfitrión es original, sencilla pero tiene ritmo y giros inesperados. Quizás ese es su punto débil, algunas de las vueltas de guión son difíciles de creer, pero es una película entretenida y curiosa, para dejarse sorprender.

jueves, 10 de julio de 2014

EL BAILE Y EL CINE

 
La danza siempre está presente en nuestras vidas. Esta disciplina siempre ha estado muy relacionada con el cine, pero con la llegada del sonido al séptimo arte apareció uno de los géneros más populares: el musical. La combinación de música, baile y canciones empezó durante los años treinta hasta finales de los setenta empezó su decadencia.

En un principio el cine musical era un mero heredero de los espectáculos de music-hall, una simple combinación de música y variedades, dónde lo más importante eran las coreografías con chicas guapas y esbeltas. Los artistas cantaban y las bailarinas danzaban delante de una cámara estática. La gente empezaba a aburrirse, lo que veían siempre era igual. Pero con la llegada de Busby Berkeley todo cambió. Éste genial coreógrafo revolucionó el cine musical, incluso se puede decir que sin él no hubiera alcanzado la repercusión que tuvo. Berkeley creía que la cámara debía tener movimiento, así que empezó a filmar desde los puntos más inusuales. Con la ayuda de grúas dio al espectador un punto de vista dinámico, la danza es movimiento, por lo tanto, no se puede plasmar su belleza desde una posición fija. Sus coreografías eran espectaculares, los bailarines giraban y se movían creando un efecto de caleidoscopio. Siempre utilizaba muchos bailarines que formaban figuras geométricas en movimiento y gracias al plano cenital, el espectador veía sus maravillosas coreografías. Su primer gran éxito fue la película “La calle 42”. A partir de 1935, dejó de ser coreógrafo y se convirtió en director, destacando títulos como “Vampiresas 1935”, “Música y mujeres” o “Desfile de candilejas” . Todo el lujo y glamour de sus películas permitía a la gente soñar en una época de depresión económica. 

 

Pero poco a poco, los números multitudinarios perdieron popularidad para dar paso a los artistas en solitario o a las parejas de bailarines. El baile adquirió otro significado, ya no se daba tanta importancia a la coreografía, si no a los bailarines y a su talento.

El estilo y la elegancia llegó con Fred Astaire. Éste genial bailarín llenó el cine de encanto y magia con su danza. Cambió totalmente la forma de grabar los números musicales, ya que Fred insistió en que se le viera todo el cuerpo y se cambiara de plano lo menos posible. Así, el espectador se centraba solo en el baile y en su magnífico movimiento de pies. Fred Astaire, además de bailarín, era coreógrafo, actor y músico. Sabía fusionar movimientos rítmicos de Tap con bailes más clásicos con total elegancia y precisión.



Una muestra de su genialidad es esta escena de la película "Bodas reales", donde bailando en un gimnasio aprovecha lo que tiene a su alrededor para crear esta maravilla:
Con la llegada de Ginger Rogers, empezó la leyenda, fueron sin duda, la pareja de oro del género musical, con una elegancia, química y exactitud de movimientos que los situó como los favoritos del público. Llegaron a hacer hasta 9 películas juntos como “Sombrero de copa”, “En alas de la danza”, etc...


Uno de sus primeros bailes juntos fue: 

Pero en aquella época, en cuanto a baile se refiere, surgieron varias parejas que intentaban competir con Ginger y Fred. Una de ellas fue la formada por Shirley Temple y Bill Bojangles Robinson. La pequeña actriz, muy famosa en Hollywood, tenía mucha habilidad y encanto para bailar tap, técnica que mejoró junto al bailarín afroamericano Bill Bojangles. Aparecieron en varias películas como The Little Colonel (1935), The Littlest Rebel (1935) y Just around the corner (1938). Sus carreras individuales eran exitosas, pero juntos eran asombrosos. 

 

No hay que olvidar a los Nicholas Brothers que fueron considerados los mejores bailarines de tap de su tiempo. Deslumbraban con tus temerarios saltos y acrobacias, con un claqué brillante a ritmo de jazz. Una de sus más famosas exhibiciones fue en la película Stormy Weather (1943), de la que Fred Astaire dijo que era el mejor número musical que había visto.



Otro de los grandes bailarines del cine es sin duda Gene Kelly. Junto con Fred Astaire fueron los grandes maestros del baile en el cine musical. Gene Kelly solía decir que Fred era el Cary Grant de la danza y él era el Marlon Brando. Fred era elegancia y sofisticación y Gene era energía y más acrobático. Gene Kelly era coreógrafo, director y bailarín. De su colaboración con Vincent Minnelli y Stanley Donen nacieron las mejores películas del género como “Un americano en Paris”, “Cantando bajo la lluvia”, “Un día en Nueva York”,.... Sin duda el cine musical no volvió a ser lo mismo sin su genialidad.


Gene Kelly era capaz de bailar bajo la lluvia, con patines, con él mismo e incluso con el ratoncito Jerry de "Tom y Jerry":

El cine y la danza siempre han estado relacionados y a veces esa conexión es tal que famosos bailarines clásicos también participaron en varias películas. Un ejemplo es Mikhail Baryshnikov, un bailarín único con una técnica brillante que durante su carrera en Norteamérica no sólo se dedicó a la danza también tuvo una pequeña carrera como actor con películas como “Paso decisivo” (The turning point, 1977) o “Noches de sol” (White nights, 1985).


https://www.youtube.com/watch?v=0qDGVHy5iTM

En los años 60 el cine musical empezó su decadencia. La combinación de canto y danza empieza a desaparecer y las canciones cogen más importancia que el baile. Pero en 1961 hay que destacar la obra "West side story", un clásico que combina música y danza. Las calles y azoteas de Nueva York se llenan de baile en esta revision moderna de Romeo y Julieta. 
Poco a poco el baile empieza a desaparecer en el cine musical, salvando algunas excepciones como “Fiebre del Sábado noche”, “Flashdance”, “Dirty Dancing”, etc...
En la actualidad el baile ha vuelto a cobrar protagonismo en películas no musicales como “Step up”, pero la magia de los grandes clásicos sigue sin aparecer.

jueves, 3 de julio de 2014

EL GRAN HOTEL BUDAPEST


 

Érase una vez un joven muchacho, Zero Moustafa (Tony Revolori), que llega a trabajar de botones a uno de los hoteles más grandes y maravillosos de Europa. Allí conocerá al increíble Gustave H.(Ralph Fiennes), el encargado del hotel que decidirá convertirlo en su protegido. En una Europa de mediados del siglo XX, llena de cambios, nuestros protagonistas se verán envueltos en el robo y recuperación de una pintura de extremado valor y se tendrán que enfrentar a una extraña familia a la que sólo les importa el dinero.

El director, Wes Anderson, tiene un estilo propio, es querido por muchos y odiado por otros. Su sello particular y personal se reconoce en todas sus películas como Moonrise Kingdom (2012), Viaje a Darjeeling (The Darjeeling Limited, 2007) o Academia Rushmore (Rushmore, 1998). La película es como un cuento, dividida en diferentes capítulos, mezclando pasado y presente, todo con un encanto y colorido maravilloso. El gran hotel Budapest, es principalmente una película de aventuras, una comedia de enredo, con extraños personajes, un robo, persecuciones, etc. Técnicamente el director no deja nada al azar, cada plano de la película está minuciosamente pensado y la dirección artística es maravillosa, llenando de color cada momento.

Pero en la película no sólo hay que destacar el trabajo del director, también es muy importante su increíble reparto. Ralph Fiennes está brillante en su papel de Gustave, carismático y encantador, desprendiendo mucha química con el principiante Tony Revolori. El resto de personajes secundarios también son muy importantes y sacan lo mejor de sí mismos como Willem Dafoe y Adrien Brody que son mis favoritos. Tampoco hay que olvidar el desfile de cameos de grandes actores que ponen la guinda al pastel como Bill Murray, Owen Wilson, Léa Seydoux, Tilda Swinton, etc...

No conocía la obra de Wes Anderson, así que no puedo decir si es mejor o peor que sus anteriores películas. Pero sí puedo decir que me ha sorprendido la calidad artística, toda la estética del film me ha encantado, así que tengo pendientes las anteriores.

En definitiva, El Gran Hotel Budapest es una película entretenida, con una puesta en escena y fotografía impresionantes, grandes actores y diálogos divertidos. Es una aventura llena de imaginación a la que me gustaría escapar.
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